El trato diario, los problemas de conducta y las alteraciones del sueño pueden llevar al agotamiento físico, y mental de la persona que asume el rol de cuidador, el llamado “fantasma de la sobrecarga”.
¿Cómo advertir que el cuidador necesita descanso?
- Ante sobrecarga psíquica: irritabilidad, insomnio, cansancio extremo, dificultad para concentrarse, olvidos, depresión, etc.
- Cuando hay síntomas físicos: malestar digestivo, dolores de cabeza, dolores musculares, etc.
- Frente a dificultades económicas y/o sociales (aislamiento).
El síndrome de agotamiento o sobrecarga del cuidador. Es una situación que puede presentarse como agotamiento emocional, físico o económico; y manifestarse como ansiedad, depresión, problemas para dormir, malestares físicos, falta de atención, disminución de las defensas, aumento del consumo de tabaco, alcohol o psicofármacos, aislamiento
Si usted es cuidador/a, deberá estar atento a sus propios síntomas y tomar algunas medidas para prevenir la sobrecarga.
Para prevenir la sobrecarga del cuidador se aconseja
- Contar con algún tiempo libre para descansar o para realizar actividades que les puedan resultar placenteras, sabiendo que este descanso es necesario para cuidar mejor e implica descuidar a su ser querido.
- Armar un equipo de cuidados. Y así rotar las tareas.Si no hay otro familiar y las posibilidades económicas dificultan la posibilidad de contratar a un cuidador, algunos países cuentan con servicios sociales a los que se puede concurrir.
- Tener un plan de cuidados a largo plazo. Las demencias son enfermedades de larga duración que generan cada vez más dependencia de otra/s personas para vivir. Por ello, necesitarán uno. Armar este plan llevará algún tiempo. No hay soluciones mágicas, no las busque.
- Dejarse ayudar y buscar ayuda. Si sólo busca ayuda pero luego no se deja ayudar no funcionará. Si se deja ayudar pero no busca ayuda concreta, tampoco será útil. Todos los cuidadores necesitan ayuda y nadie puede realizar solo/a esta tarea las 24 hs. del día los siete días de la semana sin padecer efectos adversos en el corto o mediano plazo.
- Convocar a personas allegadas. Familiares, amigos, vecinos, u otros conocidos para armar el equipo de cuidados según las necesidades de cada persona enferma y su cuidador (usted). Hay que plantear necesidades concretas (por ejemplo, “necesitaría ayuda los miércoles a la mañana para que se queden con el/lla”). Si la familia o los allegados no responden luego de un tiempo prudencial, quizás no valga la pena seguir invirtiendo energías con ellos.
- Buscar ayuda contratada (cuidadores formales) dentro de las posibilidades económicas. Dicha tarea puede ser realizada por personas con diferente capacitación (cuidadores domiciliarios, enfermeros, asistentes, auxiliares,acompañantes terapéuticos, otros. Sin embargo, lo más importante es la afinidad con la persona enferma). De ser posible pedir referencias y plantear un período de prueba.
- Procure no descuidar su salud. La atención a la salud de los cuidadores es tan importante como la de la persona enferma. Trate de alimentarse de forma saludable armando un plan semanal de alimentación y realizar actividad física rutinaria, dentro de sus posibilidades. Es necesario que tenga algunos momentos de esparcimiento y desconexión sin la persona enferma.
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