Es un desafío ya que estos cambios en la personalidad pueden afectar profundamente el vínculo que tenemos con nuestro familiar. Aquí algunos consejos que pueden ser de ayuda.
- Evitar la discusión o la confrontación. Ya que es muy difícil terminar luego esas disputas y se genera un desgaste emocional tanto en el paciente como en su entorno. Para el manejo cotidiano de las personas con demencia se sugiere no contradecir ni dar largas o anticipadas explicaciones.
- Buscar mantenerse tranquilo ante la irritabilidad del familiar. Para poder manejar la situación y evitar que se convierta en un caos. Recuerde que ellos han perdido la capacidad de recordar a corto plazo (lo sucedido o dicho recientemente), la capacidad de aprender nuevas cosas y, ante cualquier situación novedosa, (por muy insignificante que sea el cambio) pueden sentirse “amenazados” e incapaces de manejarla, lo que puede generar tensión.
- Intentar quitarle dramatismo a las situaciones. Cuidar la conexión emocional del paciente y al familiar a través de una sonrisa, un gesto que transmita tranquilidad, ya que las personas, más allá de su condición, perciben las emociones que están en el ambiente.
- Evitar remarcar los olvidos o errores. No caer en el “ya te lo he dicho mamá”, “ya me lo preguntaste papá”, porque esto genera angustia. Es mejor dejarlo pasar, relativizar la situación, ya que en general no le ayudarán a recordar a la persona enferma y le generarán mucho desgaste a usted.
- Lograr manejar estas situaciones nuevas lleva tiempo y mucho esfuerzo, pero es posible. Ninguno de los cuidadores y familiares han sido preparados, por ello es fundamental buscar ayuda. Indague sobre cursos y grupos de apoyo para familiares en su localidad, en la Web, consultando con su médicos de seguimiento o su sistema de salud.
- Hay muchas personas pasando por lo mismo. Puede ser de ayuda compartir con pares.
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